Capítulo I- II - III- IV
Él se fuma los miedos; emborracha la paranoia que le produce fumarse los miedos; se duerme en el mareo que le da el humo borracho; escribe las siestas cuando pasa la marea y se marea menos cuando piensa en ella.
Sin embargo, él ya pasó por varias.
A veces se siente curtido. Otras, baqueteado.
Entendió hace tiempo que el que pone las reglas de la relación es el menos involucrado. Además, no le gusta ser indispensable. Por eso deja las reglas claras desde un principio.
Con ella, sin embargo, hubo excepciones. Pero dejaron de haberlas cuando logró su disponibilidad. Sabe que si le manda un sms, le responderá. Si le hace una pregunta, le responderá. Si la sigue seduciendo, ella le responderá.
Así que mira de afuera y realiza una performances, más o menos amable según la ocasión. Según lo que sienta ese día porque sabe que sin importa qué, ella está disponible.
Ella está enojada y tiene miedo.
Le gusta el artista. Quiere que también le guste el hombre.
Tiene miedo porque se encuentra en el límite de su ansiedad y ya estuvo ahí. Lo único que logró fue tener miedo. Así que decide dejar que ese hombre siga viviendo en su computadora y salir al mundo, aliviar la tristeza y redescubrir el vértigo de dejarse llevar.
Toma una decisión y por primera vez, no se lo informa.
Comentarios
Jamas dejes que tu vision oculte la verdad que se esconde en todos.
Sufrimos; no busquemos chivos expiatorios.
P.