Por Lucas Tejerina
Sofía Ferrero
A dos años de la desaparición de Jorge Julio López quedan varias certezas y un eufemismo.
El eufemismo, la perífrasis es: a Jorge Julio López se lo llevaron con vida, está desaparecido, puede aparecer con vida. El eufemismo valida la esperanza.
Las sociedades, muchas veces, basan su dinámica en el cúmulo de eufemismos que posibilitan esa dinámica. Sin eufemismos somos desbastados, demolidos por la verdad.
El concepto Desaparecido implica la privación de la libertad llevada a cabo por el Estado o con el apoyo del mismo. Es la negativa a reconocer el paradero de la persona y la resposabilidad de su detención. El desaparecido, segun Pavlovsky, es una entidad ni viva ni muerta.
En el acto de desaparecer a una persona está la absoluta negación del diálogo, ( del otro ).
Quienes proponen la reconciliación nacional, ¿proponen también un abrazo con estos sectores?
El mensaje es claro, nos llevamos con vida a uno de ustedes y nunca más aparece para demostrarles que tenemos, intactos, los métodos que posibilitaron desapariciones pasadas, y que esos métodos pueden ser usados en el momento en el que lo creamos oportuno.
Es una prueba más de que el infierno sigue acá y ordenado por personas que están activas desde hace más de treinta años. Pero están también las que continuan con el legado.
¿Y nuestro legado? ¿El que seguimos los que estamos del otro lado?
¿Pero qué representa Jorge Julio López? Es un trofeo y una ofrenda. No es descabellado pensar que, de haberlo, su cuerpo es usado por los ejecutores de su desaparición del mismo modo que fue usado el cadáver de Roberto Mario Santucho o del mismo modo que fue mantenida con vida Norma Arrostito, para ser mostrada como un trofeo de guerra, una prueba real y concreta de la victoria sobre el enemigo.
Y es una ofrenda que ciertos sectores de la sociedad entregan, sin su consentimiento, pero ¿a qué? ¿Al sistema democrático? ¿A la posibilidad de juzgamiento a los máximos responsables de los crímenes durante la dictadura que este gobierno posibilitó?
El advenimiento de un gobierno que, más en lo simbólico que en lo real tiene una línea de centro izquierda, posibilita un nuevo paradigma político. La desaparición de López es una consecuencia de los cambios que se produjeron a raíz del cambio de paradigma. Ahora. Si pedimos a los encargados de mantener el sistema opresivo y de tortura activo que se hagan cargo de su desaparicion y probable muerte, los que estamos del otro lado, de su lado, ¿nos hicimos cargo de él cuando estaba vivo? ¿Llegará el momento en que se deje de pedir la aparición con vida para reclamar su cuerpo? O se nos seguirá negando la posibilidad de la certeza.
La consigna es aparacion con vida y la sensación seguirá siendo:
Hace dos años que ESTAMOS sin Lopez.
Comentarios
lo que pensamos en silencio, y nos muerde la conciencia de impotencia y rabia, los desaparecidos de hoy que no estan en la agenda de muchos defensores de los derechos humanos, lo irreparable del daño que se ejecuta hora tras hora en silenciosa complicidad, los que no pueden conocer la historia porque el presente les devora el ahora y hace rato les afano el futuro...
por supuesto que festejamos las condenas a los genocidas, y que sigan, y que se pudran en cana, pero eso no alivia el dolor de los que caen (en las cárceles, en el olvido, en la miseria, en la tragica supervivencia) mientras otros festejan 25 años de democracia...
cada vez ecncuentro menos motivos para de alegria y mas ganas de anarquizar la vida.
tu blog dispara a quemarropa...
como no sentirlo...
pablo
muchas cosas que me dejaron
pensa-emocionado.
y grandes fotos de hermosa isla...
pa no hablar de más, que la resta suma, te mando un cálido saludote.
y mil gracias por contestarme.
nos estamos leyendo