Dejé de sentirme culpable por no ser feliz con vos y floto por la misma inercia de ya no sentir.
Me acuerdo cuando era la A de tu nombre. Cuando éramos ases y podíamos mirar de frente
con la certeza de que teníamos el alfabeto por recorrer. Cuando el futuro era un airbag.
Cuando todo era comenzar aunque no lo fuera.
En ese momento creía en vos y en el 1 a 1.
Pero llegó mi final como llega la Z. Predecible y fatal. Y ahora soy la letra del sueño apacible,
del superhéroe inmortal. Soy la letra de los ángulos letales.
Y esto terminó como termina todo con vos. En vos.
Porque para buscar razones y concesiones sos rápido y furioso.
Me pregunto si el alfabeto es como la tierra, como apretar Repeat All o si está la posibilidad
del control Z y deshacer, me pregunto.
Sentada en un banco, leyendo, pasa un hombre y me regala una flor de enredadera, recién
cortada, en un gesto premeditado en su medida perfecta.
Soy capaz de disfrutar de tantas cosas sin vos que me asombra.
Pero lo que importa es que ya no me siento culpable. Que el esfuerzo dejó de pulsar en el
mismo momento en el que pasé a ser la Z de tu diccionario y que ya no creo ni en vos ni en el
1 a 1.
Me acuerdo cuando era la A de tu nombre. Cuando éramos ases y podíamos mirar de frente
con la certeza de que teníamos el alfabeto por recorrer. Cuando el futuro era un airbag.
Cuando todo era comenzar aunque no lo fuera.
En ese momento creía en vos y en el 1 a 1.
Pero llegó mi final como llega la Z. Predecible y fatal. Y ahora soy la letra del sueño apacible,
del superhéroe inmortal. Soy la letra de los ángulos letales.
Y esto terminó como termina todo con vos. En vos.
Porque para buscar razones y concesiones sos rápido y furioso.
Me pregunto si el alfabeto es como la tierra, como apretar Repeat All o si está la posibilidad
del control Z y deshacer, me pregunto.
Sentada en un banco, leyendo, pasa un hombre y me regala una flor de enredadera, recién
cortada, en un gesto premeditado en su medida perfecta.
Soy capaz de disfrutar de tantas cosas sin vos que me asombra.
Pero lo que importa es que ya no me siento culpable. Que el esfuerzo dejó de pulsar en el
mismo momento en el que pasé a ser la Z de tu diccionario y que ya no creo ni en vos ni en el
1 a 1.
Comentarios
Lo del "1 a 1", eso sí, le otorga un aire argentino indiscutible.
Saludos!
No hay un otro sin dejar de ver un yo. Siempre nos vemos a nosotros mismos. te daras cuenta. es cuestión de leer lo que escribimos.
El blog me ha parecido muy bueno. Tiene peso.
Ha fluir.
Ismael
www.partiendodelanada.blogspot.com
Quizás no estés de acuerdo con lo que dice Agrippa sobre las mujeres en mi sermón de hoy.
www.reverendokane.blogspot.com
Pero existe algo más lindo que Barcelona y está acá:
www.blogtributoamelinapassadore.blogspot.com
Que el Señor te bendiga y cuídate de los obesos que, aunque lejos, pueden oler mal.
Ismael: a veces creo que el otro es solo una posibilidad, que vemos a través de gafas que no tienen vidrio sino espejo. Saludo. Gracias por el halago.
Marion: reina bella. Igual para ti. ya chequearé el blog de Tonio.
Rev.: alabado sea.