“…pero hoy me invade una impaciencia infantil que no me deja detenerme en nada” Ver Cuento de Primavera de Éric Rohmer es empezar a ver lo que comenzó mucho antes de que tengamos acceso a las imágenes. Es ver un momento como podría haber sido cualquier otro. Las vidas de los personajes ya tomaron forma cuando empieza la película. Y mediante alusiones a días que no se verán en pantalla, se nos asegura que continuarán una vez terminada. La naturalidad con la que fluyen las escenas, plano por plano, pasean al espectador a través de diálogos y situaciones enmarcadas en la casualidad en las que se mueven estos personajes en constante movimiento, que están de paso, inquilinos en el espacio de otro. Personajes cercanos, asequibles, tanto para el espectador como para ellos mismos gracias a la naturalidad con la que fluye el relato. Por momentos se tendrá acceso a ellos, pero por otros la cámara, así como se acercó para captar su humanidad, se alejará respetuosa y en silencio, dejando espacio a...
Blog de Sofía Ferrero Cárrega, de Argentina. Crítica de cine