CAPÍTULO I, II
NADIE DUERMA
¡Nadie duerma, que nadie duerma!
El mundo se desmorona, estoy desvelado, ansioso, encendido y el mundo duerme.
En Asia cuando alguien tiene un secreto que quiere guardar celosamente, va hacia una montaña y busca un árbol fuerte con un hueco profundo al interior de su tronco. Se cerciora de que no haya ni personas ni otros árboles próximos, se acomoda, encierra su boca entre las manos, se acerca y una vez que los costados de las manos están en contacto con la madera, y boca y tronco están cercados, despacio y de una sola vez la persona susurra en voz clara el secreto. La voz se expande por las ramas, la savia, las hojas y cuando llega a los extremos y ve que no tiene salida, baja. Para ese momento la persona ya ha tapado el hueco con barro. Esto es importante: la tierra con la que se ha preparado el barro debe ser conocida por el árbol. De lo contrario, la voz secuestrada buscará salir, casi siempre por la copa y se esparcirá irrefrenable, por el bosque entero. Ahora, si la tierra es amiga de la madera, el aire que recorre al árbol, acostumbrado a entrar y salir a sus anchas, acariciando nervaduras y telarañas, no rechazará esa nueva voz que vive en él sino que la conducirá hacia un lugar seguro. De esta manera, el secreto formará parte de la tierra y quedará metabolizado para siempre, cual abono, a la naturaleza del árbol.
Por qué hoy esta historia me resuena tan profundo me pregunto. Mi desvelo ya no es secreto. Es cierto que comparto con cautela mis horas oscuras por pudor ya que el amor lejano e imaginario sólo tiene forma dentro mio. Ha sido criado por mí, con celo, hoy de eso me enorgullezco. Sin embargo, el humo de la impaciencia ya no forma su imagen y los rostros que no son vos tampoco alcanzan para disparar las fantasias. La urgencia me tiene cautivo en las noches cerradas y necesito más.
Te imagino libre, despierta después de haber sufrido, cruzando mares por elección propia para poder elegir, de veras, lo que tienes al costado. Ya no por costumbre, adaptación o descanso sino por haber empezado de cero y saberte feliz.
Te sé tranquila, durmiendo en paz, sin nada por cambiar ya que todo lo que tienes lo has elegido minuciosamente.
Te pienso descalza por tu parquet encerado, en remera larga, bombacha y cantando. Sé que cuando llegas de la calle te sacas la ropa, sacudes el pelo y dejas caer las nueces de la ciudad.
Que te gusta dormir y pintarte las uñas aunque tienes etapas. A veces sin nada, a veces rosadas, otras rojas y fucsias los días nublados.
Te sé bella, de la belleza que uno quiere poseer, aunque te se esquiva a la mínima posesión. Sé que en el amor te gusta más el juego que la solemnidad y que los malos modos y el olor a humo solo te interesan si vienen de la leña.
Estas todas, certezas incógnitas. Como mi nombre, mi verdadero nombre, el que sólo sabés vos, el que te dije ese día cuando encerré mi boca entre las manos, me acerqué y una vez que boca y boca estuvieron cercadas, despacio y de una sola vez te lo susurré.
Tengo la esperanza, como quien mira el cielo y espera que las estrellas se fundan en la luz del alba, de que al amanecer venceré.
A lo mejor ahí reside mi desvelo, mi espera y mi ruego
Nadie duerma
Nessun Dorma.
El mundo se desmorona, estoy desvelado, ansioso, encendido y el mundo duerme.
En Asia cuando alguien tiene un secreto que quiere guardar celosamente, va hacia una montaña y busca un árbol fuerte con un hueco profundo al interior de su tronco. Se cerciora de que no haya ni personas ni otros árboles próximos, se acomoda, encierra su boca entre las manos, se acerca y una vez que los costados de las manos están en contacto con la madera, y boca y tronco están cercados, despacio y de una sola vez la persona susurra en voz clara el secreto. La voz se expande por las ramas, la savia, las hojas y cuando llega a los extremos y ve que no tiene salida, baja. Para ese momento la persona ya ha tapado el hueco con barro. Esto es importante: la tierra con la que se ha preparado el barro debe ser conocida por el árbol. De lo contrario, la voz secuestrada buscará salir, casi siempre por la copa y se esparcirá irrefrenable, por el bosque entero. Ahora, si la tierra es amiga de la madera, el aire que recorre al árbol, acostumbrado a entrar y salir a sus anchas, acariciando nervaduras y telarañas, no rechazará esa nueva voz que vive en él sino que la conducirá hacia un lugar seguro. De esta manera, el secreto formará parte de la tierra y quedará metabolizado para siempre, cual abono, a la naturaleza del árbol.
Por qué hoy esta historia me resuena tan profundo me pregunto. Mi desvelo ya no es secreto. Es cierto que comparto con cautela mis horas oscuras por pudor ya que el amor lejano e imaginario sólo tiene forma dentro mio. Ha sido criado por mí, con celo, hoy de eso me enorgullezco. Sin embargo, el humo de la impaciencia ya no forma su imagen y los rostros que no son vos tampoco alcanzan para disparar las fantasias. La urgencia me tiene cautivo en las noches cerradas y necesito más.
Te imagino libre, despierta después de haber sufrido, cruzando mares por elección propia para poder elegir, de veras, lo que tienes al costado. Ya no por costumbre, adaptación o descanso sino por haber empezado de cero y saberte feliz.
Te sé tranquila, durmiendo en paz, sin nada por cambiar ya que todo lo que tienes lo has elegido minuciosamente.
Te pienso descalza por tu parquet encerado, en remera larga, bombacha y cantando. Sé que cuando llegas de la calle te sacas la ropa, sacudes el pelo y dejas caer las nueces de la ciudad.
Que te gusta dormir y pintarte las uñas aunque tienes etapas. A veces sin nada, a veces rosadas, otras rojas y fucsias los días nublados.
Te sé bella, de la belleza que uno quiere poseer, aunque te se esquiva a la mínima posesión. Sé que en el amor te gusta más el juego que la solemnidad y que los malos modos y el olor a humo solo te interesan si vienen de la leña.
Estas todas, certezas incógnitas. Como mi nombre, mi verdadero nombre, el que sólo sabés vos, el que te dije ese día cuando encerré mi boca entre las manos, me acerqué y una vez que boca y boca estuvieron cercadas, despacio y de una sola vez te lo susurré.
Tengo la esperanza, como quien mira el cielo y espera que las estrellas se fundan en la luz del alba, de que al amanecer venceré.
A lo mejor ahí reside mi desvelo, mi espera y mi ruego
Nadie duerma
Nessun Dorma.
Comentarios
Qué lindo cuando se sacude las nueces de la ciudad, me encantó esa imagen. Imaginé rulos =).
Sé, cuando es conjugación de saber, va con acento.
Quierote.
Pat
Alfred, la template y todo el diseño es gracia y obra del queridísimo, dedicado, iluminado y generoso Lucas Varela, quien conocerás por ser tu alterego.
Patri, gracias ma!
NT, solo la disculpo si no se repite...
ando despelotado, habras visto en blog por lo menos. me gusta tu nuevo estilo. reconozco no lei. no leo ultimanmente blogs. pero lo mismo tengo un cariño hacia vos y eso es lo que importa. leeré. en mi blog no hay cosas nuevas este mes. te agrego al blogroll
besos
Cuantos cambios y muy buenos, es con aire refrescante, me gusta…………..si no podes dormir, haz algo productivo y no pienses en negativo….
Un abrazo de oso.